Elena y yo ya tenemos 35 semanas de latir juntas bajo un mismo cuerpo. Nunca me imaginé que tener una personita dentro mío iba a ser de las cosas más lindas de este mundo. Cada semana que cumplimos la celebro con mucha alegría y de verdad que no veo el momento de tenerla en brazos conmigo.
Ningún embarazo es perfecto y creo que en la sociedad en la que vivimos tendemos a idealizar esta etapa. La verdad es que el embarazo de cada mujer es súper diferente e incomparable. Hay días buenos en donde uno siente que todo lo puede, no hay molestias y uno vuelve a verse al espejo y ama esa nueva figura con ¨bump¨ incluido. Hay otros días en donde las molestias no te dejan comer ni dormir, todo se te resbala de las manos, te sientes pesada y te preguntas si llegara otra vez el momento en el que vuelvas a entrar en tu ropa pre-embarazo.
Mi embarazo ha tenido todo lo anterior. Ha sido una etapa completamente nueva y la verdad no fue nada como me la imaginaba. Eso es lo mágico que tiene la maternidad. Desde sus inicios hasta el postparto y lactancia es impredecible y por más que tus amigas y conocidas te compartan sus historias de embarazo nunca van a ser iguales a la tuya.
Lo que muchos no saben es que Elena es una bebé arcoíris. Un embarazo que llega después de haber tenido una perdida gestacional… Cuando les conté a mi familia que estaba embarazada de 5 semanas les costó un poco creerme luego del dolor que había pasado y también porque había pasado muy pronto.
Pero la verdad es que Elena no fue una sorpresa. Cuando llevas el registro de tu ciclo menstrual y entiendes cómo funciona tu cuerpo nada es sorpresa. Y aunque no lo teníamos planeado decidimos correr el riesgo. Y digo correr el riesgo porque por más que puedas estar en tus días fértiles hay tantos factores involucrados en lograr un embarazo que no necesariamente por tener relaciones sexuales los días fértiles este puede llegar a darse.
Estar inmersa en el mundo del Fertility Awareness me ha ayudado a ser más consciente de ser agradecida por lograr un embarazo. Creo que el tema de lograr un embarazo es algo que muchas mujeres dan por sentado y muchas veces no es tan fácil como uno pensaría. Eso también me ha ayudado a ser más empática con las que están tratando y no lo han logrado, con las que no quieren tener hijos y con las que han tenido una perdida gestacional. Lo anterior también me ha ayudado a ser más consciente de que el cuerpo tiene que prepararse para un embarazo y la mejor manera de hacerlo es nutrirlo de la manera correcta y trabajar en entender todas las señales que mi cuerpo me da para saber como se encuentra mi salud reproductiva.
Una de las partes que amo de registrar mi ciclo es que pude darme cuenta que estaba embarazada incluso antes de hacerme la prueba de embarazo. Esto puede ser una ventaja porque puedes empezar a preparar tu cuerpo más temprano física y mentalmente.
Luego de unas semanas, me hice la prueba de embarazo y fui hacerme el ultrasonido de rutina. Luego de que uno tiene una pérdida gestacional ningún embarazo es igual. Si ya el embarazo es una montaña de emociones, el factor de miedo y ansiedad se vuelve mucho más presente porque no quieres volver a pasar por lo mismo. Así que todas mis citas donde la ginecóloga estaban siempre llenas de ansiedad por saber que todo estuviera bien.
Y aunque no me puedo quejar porque todo ha ido mejor de lo que me esperaba, si he tenido que tomar algunas precauciones. Mi primer trimestre transcurrió bastante normal, con las nauseas y cero ganas de comer cualquier cosa. Pero luego de la semana 13 todo desapareció y volví a tener las mismas ganas de comer y la misma energía. A la semana 18 sentí a Elena por primera vez y fue lo más lindo de este mundo. Me acababa de despertar y coloqué la mano en mi vientre y de pronto sentí dos golpecitos. Creo que sentirla moverse es de las cosas que más amo del embarazo y de la cual no dejo de asombrarme.
Había estado haciendo Pilates pero a la semana 25 fui a control y la doctora me indicó que tenía el cérvix por debajo de la longitud mínima y tenía riesgo de parto prematuro sino tomaba las precauciones del caso. Tener un parto prematuro significaba que el proceso de dar a luz podía ser complicado tanto para mí como para Elena. Nadie quiere tener que dar a luz y regresar a casa con las manos vacías y el bebé en el hospital. Así que suspendí mi Pilates y me dediqué a estar tranquila en la casa sin hacer mucho esfuerzo. La Pandemia estuvo de mi lado en este caso ya que estaba trabajando desde la casa lo cual me ayudó bastante para mantenerme calmada, sin moverme mucho.
Tener el cérvix corto si me generó bastante miedo y ansiedad. En especial porque no quería que Elena tuviera problemas de salud si naciese prematura. Si ya el embarazo es una espera ahora sí que se volvió eterna. Después de esa cita, ¡Empecé a contar las semanas con más detalle y cada semana que cumplía, sentía que era un logro! A veces siento que el embarazo es como una carrera de ver hasta cual semana de gestación llega uno. Pero bueno ya vamos por la semana 35 y todo ha ido bastante bien. Mi esposo ha sido un apoyo incondicional que valoro demasiado. Él más que nadie se ha puesto la camiseta de padre y me ha ayudado en todo. Es lo más bonito cuando la maternidad se comparte, creo que en eso he tenido mucha suerte. Mi esposo también le habla todas las noches a Elena y le dice que espere, que todavía no puede salir… Yo creo que le está haciendo caso…
El embarazo y la situación con mi cérvix me ha ayudado de alguna u otra manera aprender a esperar… ¡Sí a esperar! Y abrazar el proceso. No todas las semanas de embarazo son perfectas y a veces me envuelve el estrés y la ansiedad, otras estoy llena de felicidad y otras estoy toda sensible. Si algo me ha enseñado este embarazo de Elena es que ha puesto a prueba mi capacidad para aprender a soltar lo que no puedo controlar y trabajar con lo que sí puedo controlar. Pero más que todo he aprendido agradecer cada día que pasa y que Elena está conmigo. Porque todo embarazo es una bendición y una oportunidad que nos da Dios de traer al mundo a una nueva personita.
Me despido de este año tan bizarro con Elena en mi vientre. No sé hasta que semana llegará Elena. Pero vivo esta carrera de estar embarazada con amor y agradecimiento. Aprendiendo a no comparar mi carrera con nadie más y a no dar ninguna bendición por sentado.